jueves, 24 de marzo de 2022

La niña perdida - Capítulo 5°





Capítulo 5°

RESUMEN DE LO ANTERIOR: 

Buscando a su hija perdida, Rabi Shabtai Coben se dirige a Cracovia, donde se entera que la corte se halla en Lituania. Yendo hacia allí tropieza con una banda de asaltantes que lo toman prisionero. El jefe de la misma lo libera al reconocer en el Rabi al amigo de la juventud y al único ser que alguna vez se apiadara de él.  Bratislav ordenó devolver de inmediato el poco dinero que le habían sacado a Rabi Shabtai Cohen y luego empezó a relatarle cómo había llegado a esa situación. Su temperamento ardiente y sus incontenibles pasiones volvieron a arrastrarlo a grandes deudas y a un estado de desesperación tremenda y el hombre en el cual se depositaban tantas esperanzas se convirtió en jefe de una banda de asaltantes.
 Rabi Shabtai lo dejó hablar hasta el final, entonces empezó a explicarle lo mal que estaba actuando. Rabi Shabtai habló con todo el fuego de su gran alma judía, le recordó sus años infantiles hasta que el temible jefe empezó a sentirse hondamente conmovido y finalmente se cubrió el rostro con las manos y de vergüenza y arrepentimiento rompió llorar.      En ese momento se le acercó un viejo de la banda que le gritó con enojo: -¿Acaso eres una vieja o un cobarde, que te dejas convencer por un judío? Recuerda el juramento que nos hiciste! 
 ¡Jonás!-gritó salvajemente el jefe saltando de su lugar-, ¿Cómo te atreves a recordarme mi juramento? ¡Calla o te atravesaré con mi espada! 
 Entre los asaltantes se escuchó un murmullo de disconformidad. Uno de ellos enfrentó al jefe y le dijo:
  -Jefe, tú sabes bien lo fiel que yo soy hacia ti; tres veces te salvé de una muerte segura. No te comportes como un niño, jefe; deja que el judío prosiga su camino y no escuches sus palabras para que las mismas no pesen sobre tu corazón. 
 -Sí, así debe ser -dijo Bratislav con tristeza-, Estoy atado a esta gente con cadenas de hierro que me obligan a robar y matar. ¡Soy un perdido, Shabtai! Que tengas suerte, amigo de mi juventud, y cuando oigas que el jefe Bratislav Ilegó a su destino, ruega por él al Altísimo, que toma venganza por las malas acciones pero que también es compasivo y misericordioso. 
 -Alexis -volvió a decir el jefe dirigiéndose a uno de los asaltantes-, conduce al Rabi al gran espacio abierto. ¡Tú eres responsable por él ante mí, ni siquiera un cabello se le ha de tocar! 
 Al día siguiente Rabí Shabtai llegó a una aldea cercana y su ánimo continuaba alterado por los terribles sucesos vividos. La aldea estaba junto al lugar donde hasta unas pocas horas antes se levantara el palacio real y donde ahora humeaban sus últimos tizones.
 Rabi Shabtai encontró en la aldea un judío que le contó lo relacionado al incendio del palacio. 
-!Ah -gemía el judío- ese incendio nos tocó a nosotros, judíos, más que a otros!. ¡Esthercita, la amiga de la princesa, murió entre las llamas! 
 La noticia atravesó a Rabi Shabtai como un rayo. Si tal como él tenía esperanza se trataba de su hija, acababa de perderla por segunda vez. Y ahora ya era para siempre. 
 La familia real, para la cual en la aldea no había una casa adecuada, se había trasladado a un cercano castillo feudal. Allí solo habían quedado algunos sirvientes para tratar de rescatar de entre las cenizas lo que aún se pudiera encontrar. Uno de aquellos sirvientes se conocía con el aldeano judío, el cual condujo Rabi Shabtai hasta él presentándoselo como uno de los que acompañaban al rey en la partida de caza en que encontraron a Esthercita medio muerta en el bosque. El hombre le contó a Rabi Shabtai todos los detalles de aquel encuentro y al sabio ya no le cupo duda de que la víctima en el incendio del palacio real no era otra que su propia hija. Por lo tanto había perdido a su hija para siempre y de una forma tan espantosa... 
 -Ah, Señor del Mundo, por qué es castigado tan cruelmente tu siervo?! -Esta exclamación estaba a punto de salir de los labios de Rabi Shabtai, pero la contuvo. Levantó la mirada hacia el azul del cielo y exclamó:
  -Justo es D 's en todos sus caminos y en todos sus actos está rebosante de amor. ¡Él es el verdadero Juez de Jueces! 
 Rabi Shabtai quedóse algunos días en la zona, por si encontraban los restos carbonizados de su hija, pero después que hubieron removido completamente las cenizas sin hallar el menor rastro de ella, con gran tristeza se fue a Prinsk, donde oró ante el sepulcro de sus padres, para regresar luego a su casa, en Moravia.
 Y cuando allí le preguntaron sobre el resultado de su viaje, dijo: 
 -Tuve noticias de mi hija solo cuando volvió a perderse para mí. D 's dió y D' s tomó, ¡que su nombre sea bendecido! ... 
 įPalabras de consuelo para un desdichado padre!.. sentiste al ser liberado de la cueva de los ladrones! Si hubieses estado allí un par de horas más, hubieras vuelto a encontrar allí a tu hija.. ¡Pobre y desdichada hija! Acaso pudiste imaginar cuando te llevaban a la cueva de los ladrones, que una hora antes había estado allí tu padre, al cual tanto extrañabas? 
 Porque la niña que los asaltantes capturaron en el bosque no era otra que Esther... 
 Cuando Esther, en su largo y desacostumbrado andar se sintió desfallecer de cansancio escuchó de pronto una voz que le decía: 
 -Pórtate bien, niña. ¿Dónde vas sola en la noche? 
 Esther se quedó quieta. Ante sí vio a un hombre armado con un rifle que apuntaba hacia ella. Sintió un susto de muerte y cayendo sobre las rodillas pidió:
  -¡No me mates! -y el llanto ahogó sus palabras. -¿Quién eres? -preguntó el hombre. 
 -Soy una joven pobre, una huérfana -respondió Esther. Esa era la respuesta que ella había planeado dar a cualquiera que le preguntasen quién era. Bajo ninguna circunstancia quería contar que provenía de la casa del rey. 
 -Los cosacos -volvió a decir Esther- incendiaron la casa de mi padre y desde entonces viví con mis parientes, personas malas y perversas. Ahora escapé de ellos. 
 -Te conduciste como una tonta -respondió Bratislav (el hombre era el jefe de los asaltantes)-. Ven, te llevaremos de vuelta a lo de tus parientes, si es que pagan el rescate por ti. 
 -!José! - Ilamó a uno de sus hombres- Ileva la niña a nuestra cueva. Yo me adelantaré.
  José condujo a la cansada Esther lentamente, de esa forma llegaron a la cueva cuando Rabi Shabtai ya la había abandonado. Sin embargo la corta estancia de su padre en la cueva significó mucho para la joven, porque el ánimo de Bratislav aún se hallaba influenciado por las palabras de su buen amigo Rabi Shabtai.  Cuando José introdujo a Esther en la cueva, los asaltantes se quedaron quietos, como hechizados, porque ella surgió ante ellos como una reina con su extraña belleza y el gran pudor que la envolvía. 
 -Ven acá, mi niña -llamó el jefe Bratislav- y responde a mis preguntas: ¿cómo te llamas?
  -Mi nombre es Esther. 
 -¿Quién fue tu padre?
  -Mi padre fue un rabino judío. 
 -¿Un rabino judío? !Pero si tú pareces una dama de la corte! ¿cómo es eso?
  -Oh, esa es mi desgracia! Mis parientes, después del ataque de los cosacos, renegaron de nuestra fe y se convirtieron. Ahora quieren obligar a la conversión y yo me escapé de ellos.
  -Cómo los llaman y dónde viven? 
 -Eso no lo voy a decir. ¡No quiero volver allá! 
 -¿No lo dices? ¿Tú no sabes que nosotros tenemos medios para obligarme a decirlo? ¿Qué puedes hacer más que obedecer? 
 -!Puedo morir! ¿Tan joven y ya tan valiente? 
 -No seré la primera mujer judía que muere por su fe. 
 -Por mi parte puedes conservar la te que quieras. Nosotros matamos gente por su dinero, no por su religión.
  Pero entonces se puso de pie el anciano Jonás y era visible su deseo de decir algo. 
 -Qué quieres, Jonás? -preguntó el jefe.
 -Jefe- dijo Jonás-. ?Acaso me puse en tu contra y eso me hizo sentir mal, pero no podía actuar de otra manera. Ahora quiero demostrarte no solo mi fidelidad sino que también tengo en cuenta tu dicha y alegría personal. Conserva a la joven para ti y que ella endulce tus horas tras tu difícil y sangrienta labor. !Con mis propios ojos la vigilaré, con mis brazos la defenderé y ninguno de los nuestros se atreverá a tocarla.
 -Esther, ¿quieres quedarte conmigo? -preguntó el jefe-. Serás la reina de los bosques y como una reina vivirás. Lo mejor y lo más lindo de lo que yo obtenga con mis fuertes brazos será para ti y cien hombres valientes te servirán como esclavos.
  Esther se arrojó a los pies del jefe: 
 -!Mátame! -exclamó ahogada por el llanto-, pero no me obligues actuar en forma incorrecta. 
 -!Jefe-gritaron los hombres- no te desprendas de un tesoro así! ¡Una joven como ésta no encontrarás en todo Polonia y Lituania! 
 Esther se puso de pie y miró con firmeza al jefe. 
 -Jefe -dijo-. Recuerda al D's Todopoderoso que toma venganza de los pecadores, pero que también es clemente y misericordioso con aquellos que hacen el bien. Ten piedad de mí y alguna vez D 's también será misericordioso contigo! 
 -Niña -exclamó el jefe saltando de su lugar-, ¿de quién aprendiste esas palabras, las mismas que hace una hora pronunciara mi único amigo? Por él respetaré tu voluntad. Te mandaremos a Vilna y que la comunidad judía de allí pague rescate por ti. Hasta entonces estarás completamente segura. 
 Y se dirigió a sus hombres: 
 -!Recuerden lo que les digo: el que se atreva a tocarla siquiera con un dedo será castigado con la muerte!
  Y diciendo así indicó al viejo Jonás que pusiera a Esther en un cuarto separado y con llave para poder cerrar por dentro. Allí debería quedarse hasta que llegara la noticia de que en Vilna aceptaban pagar por ella. 
 Esther quiso agradecerle pero el jefe se dio la vuelta diciendo para sí: 
 -Yo creo, Shabtai, que estarías satisfecho de mí si supieras como hoy me comporté con una hija de tu pueblo.                                                                                                          -:- 
 Vilna era la ciudad principal y patria del judaísmo desde hacía más de 100 años. Allí vivían más de treinta mil judíos los cuales se dedicaban a todo tipo de oficios, desde los más simples hasta los más complicados y artísticos. Para levantar una casa había constructores, albañiles y pintores judíos que conocían su trabajo a la perfección. En las fraguas trabajaban herreros judíos que realizaban desde los más bellos enrejados hasta herraduras para caballos, y el joyero judío realizaba las más valiosas alhajas de oro y diamantes. 
 Al frente de la comunidad se encontraban famosos rabinos rodeados por un gran tribunal de justicia.
 (Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

B"H - Halajot Yom Kipur por Rab Moshe Amselem.

https://mimusar.blogspot.com/2025/09/bh-halajot-yom-kipur-por-rab-moshe_30.html?m=1   Nuestros SECUESTRADOS Y HERIDOS necesitan nuestras TEF...