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01 de נִיסָן - (02 de abril 2022)
Oneg Shabat
Después de lo acontecido y de la gran pérdida que hemos sufrido, quiero
dedicar estas palabras de Toráh desde lo más profundo de mi corazón para Leilui
Nishmat Gadol Hador Maran Rab Jaim Kanievsky ZTz’’L y Nishmat de mi
querido padre Mesod Amselem ZTz’’L Bar Yaacot y mi queridos tíos Ribi
Shemuel Bittan ZTz’’L Ben Ribi Moshe Z’’L e Itzjak Mojluf Serfaty Z’’L
Bar Perla y para la elevación de todos los Niftarim de Am Israel.
BsH que estas palabras de Toráh (musar) también sean un aporte para la paz, el
bienestar y la luz de todo Am Israel, el
Pueblo Sagrado del Creador quien sostiene este mundo.
Hashem Bendito escuche nuestras Tefilot
desde los cuatro confines del mundo para librarnos de todo mal.
BsH que el Santo Nombre del Eterno sea Santificado Eternamente.
Zapatos protectores.
Había sido una excepcionalmente agotadora semana para Roni y sus compañeros
jayalim (soldados). La situación en Israel provocó un llamado de alta
seguridad, lo cual representó hacer guardias dobles en la base. Roni estaba muy
cansado. Su fin de semana libre no podía haber llegado en mejor momento.
No había podido
visitar a sus padres en Beer Sheva durante los últimos dos meses, por lo que
seguramente se alegrarían mucho al verlo. Roni se dirigió a la
estación central de autobuses para buscar quién le pudiera llevar a casa.
Vestido con su uniforme militar, los esfuerzos de Roni para dirigirse a casa
cargando su pesado equipaje habían sido vanos hasta el momento, por lo cual
albergaba ya el desagradable pensamiento de dar marcha atrás a la base para
pasar allí el fin de semana. De pronto, un auto amarillo se detuvo
en la carretera y Abraham, un judío religioso de larga barba, bajó la
ventanilla y exclamó:
-¿Hacia dónde
te diriges?
-Beer Sheva
-respondió Roni esperando sinceramente que fuera el mismo destino al que se dirigía
su probable compañero.
-Disculpa; voy
hacia Netania, pero eres más que bien-venido en mi casa para acompañarnos. Nos
encantaría que fueras nuestro invitado especial en Shabat. Se está haciendo
tarde y el día sagrado llegará pronto. Roni vaciló. Realmente no
quería "desperdiciar" ese fin de semana en una nueva experiencia.
Nunca antes había observado Shabat y no tenía el deseo de comenzar ahora, no
porque se opusiera a hacerlo, sino que, simplemente, no había crecido en un
hogar religioso. Pero a pesar de ello, tenía algunos conocimientos básicos de
religión.
Una rápida
mirada a su reloj confirmó que quedaba poco tiempo para el anochecer, lo cual
disminuía la posibilidad de encontrar alguien que lo llevara.
- Está bien.
¿Por qué no? - consintió Roni al abrir la puerta trasera y colocar su mochila
en el piso del automóvil.
Roni y Abraham
partieron y conversaron en el camino sobre sus familias, así como de política y
sus ocupaciones diarias. Ambos evitaron delicadamente cualquier discusión sobre
religión. Roni, porque no quería ofender de ningún modo a este amable hombre y
Abraham porque sabía que el Shabat hablaría por si mismo.
Llegaron a casa
de Abraham solamente media hora antes de encender las velas. Abraham mostró a
Roni una habitación en su apartamento donde podía acomodarse y prepararse
rápidamente para Shabat.
Abraham llevó a
Roni al Bet Hakeneset (sinagoga) y, durante el desarrollo del rezo, Roni se
sorprendió al encontrarse a sí mismo disfrutando de la experiencia.
El delicioso
sabor de las comidas de Shabat encantó a Roni, asi como los adorables niños de
Abraham. Dulces sonidos de cánticos de Shabat y palabras de Torá llegaron hasta
lo más profundo del corazón de Roni.
Abraham explicó
conceptos de Torá, muchos de los cuales Roni nunca había escuchado. El resto
del Shabat transcurrió de manera similar, mientras que Roni se asombraba cada
vez más.
La Habdalá (rezo
mediante el cual se separa entre Shabat y los días regulares) generó cierta
decepción en Roni, no porque ya estuviera forzado a regresar a la base, sino
porque deseaba que ese momento se perpetuara. Estas personas eran realmente
únicas y quería capturar para siempre lo que había vivido ese Shabat.
Abraham, al percibir los sentimientos de Roni, habló con él amablemente sobre la posibilidad de adoptar algún cumplimiento religioso. Él sugirió que Roni seleccionara un principio al cual apegarse. Roni aceptó la propuesta, pero no sabía qué elegir.
Abraham propuso algo: abrirían
un Shulján Aruj (el Código de Leyes Judías) y seleccionarían un precepto al
azar, aquel que Roni debería observar.
Abraham tomó un
volumen de su gran librero y pidió a Roni que lo abriera. El joven militar
cerró los ojos y señaló una regla aparentemente trivial: "Cuando la
persona se ponga los zapatos por la mañana, es requerido calzar inicialmente el
zapato en su pie derecho, después en el izquierdo, amarrarse primero del lado
izquierdo y después las del derecho".
Esto pareció muy
extraño para Roni, pero un trato era un trato.
El muchacho
agradeció a sus anfitriones sinceramente por su amabilidad. Intercambiaron
números de teléfono y direcciones, y él se dirigió de regreso a la base.
Dos meses después, la alarma de ataque sonó en la base de Roni. Todos los
soldados se prepararon para salir rápidamente dirigiéndose a los jeeps que los
transportarían al campo de batalla. A punto de la confrontación, todo lo que
Roni debía hacer era deslizar sus pies dentro de sus zapatos y subir al
vehículo. Los compañeros de Roni ya habían abordado el jeep, pero él requería
tiempo extra para ponerse los zapatos como se había comprometido a hacerlo:
primero el derecho, después el izquierdo, para luego amarrar la agujeta
izquierda y después la derecha. En incontables ocasiones sus amigos se habían burlado
de él, pero para Roni un compromiso era un compromiso, sin importar qué tan
extraño pareciera.
El primer
vehículo partió y, ya que Roni se había retrasado, debía esperar el segundo
transporte. Unos segundos después, el vehículo llegó y Roni lo abordó junto con
los demás soldados que quedaron en la base. Segundos después de haber empezado
el recorrido, una inesperada explosión hizo volar a Roni y a sus compañeros por
los aires. De pronto se vieron cubiertos de sangre y heridos, pero
milagrosamente a salvo.
Roni miró
asombrado e incrédulo: cincuenta metros adelante en el camino, todos sus amigos,
quienes abordaron el primer jeep, habían sido víctimas del horroroso
ataque.
La vida de Roni había sido salvada debido a la meticulosa observancia de una "trivial" Mitzvá.
שַׁבַּת שָׁלוֹם
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